30.6.10

Androginia


Es la cualidad de las personas cuyos rasgos externos no son propios ni del sexo masculino ni femenino, entrando así en un término medio. El término es de origen griego, formado por andrós (hombre) y gyné (mujer) Se cree que deriva del griego Androgynos, "Hermafrodita", por lo que en origen no habría distinción entre ambos términos.

Según la Real Academia Española, actualmente ambos términos pueden utilizarse como sinónimos, aunque proporciona para "Andrógino" una definición alternativa que especifica "Dicho de una persona: Cuyos rasgos externos no se corresponden definidamente con los propios de su sexo". El andrógino sería pues o bien un ser físicamente intermedio, con rasgos sexuales de hombre y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma clara el sexo al que pertenece.

Origen del término. Platón

El término fue mencionado por primera vez por Platón, que en su obra El Banquete menciona a un ser especial que reunía en su cuerpo el sexo masculino y el femenino y/o masculino-masculino y femenino-femenino.

Según cuenta el mito, estos seres intentaron invadir el Monte Olimpo, lugar donde viven los dioses, y Zeus, al percatarse de esto, les lanzó un rayo, quedando éstos divididos. Desde entonces, se dice que el hombre y la mujer andan por la vida buscando su otra mitad.

Este mito daría explicación a la homosexualidad y heterosexualidad en la antigüedad ya que según el cuento también habría andróginos compuestos por lo que serían dos hombres y andróginos integrados por dos mujeres.

Muchas veces habrás escuchado una teoría que interpreta el amor como una fuerza que empuja a una persona a buscar su complemento psicológico en la relación de pareja con otra persona (su "media naranja").

Para apoyar tal teoría se suele aludir al mito del andrógino que el filósofo ateniense Platón explica en su obra El Banquete:

Te habrán contado, pues, probablemente, muchas veces, que Platón nos relata cómo en otro tiempo existía una clase particular de ser humano que se llamaba andrógino; este ser reunía en sí a los dos sexos: el sexo femenino y el sexo masculino. Los seres humanos tenían formas redondeadas: la espalda y los costados colocados en círculo. Contaban con cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros y una sola cabeza. Tales cuerpos resultaban muy vigorosos y concibieron la idea de combatir a los dioses. Zeus, entonces, planeó un medio para debilitar a los seres humanos: dividirlos en dos. Desde entonces los humanos tuvieron que caminar sólo con dos piernas. Hecha esta división, cada mitad hace esfuerzos para encontrar a su otra mitad.

Cada uno de nosotros, diría Platón, "no es más que una mitad de ser humano, que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos."

En el desarrollo de la cultura occidental posterior a la cultura griega se ha utilizado el mito del andrógino descrito por Platón para justificar la necesidad de complementación psicológica que los varones y las mujeres tienen entre sí.

Para establecer una relación de pareja, se llegó a afirmar alguna vez, que un varón necesita a una mujer; y una mujer necesita a un varón. Implícita, o explícitamente, se eliminan otras relaciones de pareja: si un varón, por ejemplo, no busca una complementación en una relación con una mujer, se afirmaba en el pasado, le faltaría algo. Y aquí se vuelve a apelar a la necesidad mutua que los varones y las mujeres tienen entre sí señalada por el mito del filósofo ateniense.

El mito del andrógino completo

Lo paradójico es que en el mito del andrógino descrito por Platón la clase de andrógino compuesto por un cuerpo de hombre y un cuerpo de mujer sólo es una de las tres clases que enumera Platón.

El filósofo de Atenas habla además de un andrógino compuesto - antes de la separación - por dos cuerpos de hombre. También nos habla de un andrógino compuesto - antes de la separación- por dos cuerpos de mujer.

Así, siguiendo el mito completo, después de la separación que como castigo aplicó Zeus, unos varones buscan a su mitad, que son mujeres. Unas mujeres buscan a su mitad, que son varones. Unos hombres buscan a su mitad, que son también hombres. Y otras mujeres buscan a su mitad, que son también mujeres. Dice Platón:

«A las mujeres, que provienen de la separación de las mujeres primitivas, no llaman la atención los hombres y se inclinan más a las mujeres; a esta especie pertenecen las tribades. Del mismo modo, los hombres que provienen de la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino... Si se casan y tienen familia, no es porque la naturaleza los incline a ello, sino porque la ley los obliga» (PLATÓN, Simposio (Banquete) o de la Erótica, ed. F. Larroyo, México, 1979, p. 364).

En conclusión: el mito del andrógino que Platón desarrolla supone una explicación, vital y emocional, de las relaciones de pareja tanto heterosexuales, como homosexuales.